En la actualidad, San Pellegrino es la compañía más grande en el mercado italiano de las bebidas. Representa seguridad y garantía para un agua mineral de calidad, que respeta y salvaguarda la fuente y el entorno circundante. Apreciada ya en el medievo, el agua termal San Pellegrino brota en los Alpes lombardos, en un nacimiento próximo a la ciudad de Bérgamo. Se cuenta que Leonardo Da Vinci en 1509 viajó a San Pellegrino para probar su milagrosa agua. A comienzos del siglo XIX se levantó un concurrido balneario en torno al manantial, etapa previa a la instalación de una planta embotelladora que envasó y multiplicó el consumo de esta agua mineral de finas burbujas, ligeramente punzante y muy digestiva. El agua San Pellegrino desempeña un rol fundamental cuando se trata de acompañar a los diferentes tipos de vinos ya que, por ser un agua armoniosamente mineralizada y delicadamente gasificada, es el agua de mesa ideal.